Después de más de 20 años de experiencia como terapeuta de pareja y de familia, es claro para mí que ser pareja es de las experiencias más complejas y a la vez mas placenteras que pueden existir, si hay un escenario de la vida en donde aprendemos y nos sentimos retados para ser mejores personas es en la vida de pareja.

Claramente en mi día a día veo parejas separarse agotadas de una cotidianidad que después de los meses o de los años se hace insostenible y en el peor de los casos una cotidianidad en donde las parejas se hacen daño e involucran a sus seres más queridos como son sus hijos en una guerra sin cuartel en donde no importa cuántos “muertos y heridos” queden en la batalla, lo importante es sentir que el otro no gana y que mi ego y mi vanidad siguen intactas. Pero también tengo la oportunidad de conocer parejas muy exitosas, que lejos de pensar que son parejas sin problemas las podemos definir como parejas que al margen de las situaciones difíciles salen adelante, de tal manera que lo importante es identificar que hacen bien las parejas que sobreviven en este reto de ser compañeros de vida teniendo un proyecto que los une y los convoca a caminar juntos.

Existen varias cualidades que se pueden resaltar, para mi tal vez la más importante que se da en el marco de una comunicación fluida es la capacidad de hacer con frecuencia el inventario de la relación, si, así como lo oyen, el inventario como el que se hace en una tienda o en un negocio, en donde se evalúa constantemente ¿qué de lo que tenemos nos sirve aún?, ¿qué de lo que tenemos ya no nos sirve? Y ¿Qué deberíamos “comprar” o incorporar en esta relación de lo que hoy carecemos?

Cuando las parejas tienen la capacidad de hacer con frecuencia este inventario en un contexto claramente de equipo, logran detectar a tiempo cuales son las necesidades que hoy tienen a pesar de que sean diferentes a las necesidades del inicio de la relación, el inventario implica reconocer que a pesar de los años cambiamos y que nuestras necesidades son igualmente cambiantes, e implica reconocer que nuestra pareja también ha cambiado y que hoy seguramente requiere algo diferente de mí. Por tal razón no podemos esperar que nuestra pareja sea la misma a través del tiempo y mucho menos que eso sea lo ideal, lo que debemos saber es que si existe algo connatural a nuestra vida es el cambio y que éste es necesario, por eso las parejas debemos realizar este inventario asumiendo que acompañar al otro y que me acompañen en este reto de ser pareja es reconocer que somos seres cambiantes.

Po otro lado si observamos otra característica de las parejas exitosas es la flexibilidad para asumir este cambio, solamente las parejas flexibles, con la capacidad de reconocer los nuevos retos logran sobrevivir, por el contrario si la pareja se para estática y rígida, resistente a lo nuevo, terminará fracturando la relación. En este punto es importante resaltar la expresión de algunos terapeutas, “en las relaciones es más sabio ser palmera que roble”, frente a un huracán el roble fuerte termina partiéndose, en cambio la palmera se podrá mover, doblarse, pero con las horas se mantendrá erguida preparada para el próximo huracán, con la certeza de que cada nuevo huracán fortalece sus raíces y la hace más fuerte.

Ser pareja claramente es retador pero a la vez es una experiencia que si se vive con consciencia nos permite crecer permanentemente, y lo mejor de todo, “estando juntos”.